Escribo desde mi privilegiado lugar de confinamiento, habito en medio de las voluptuosas montañas Antioqueñas, donde el tiempo se detiene y por primera vez me detengo con él. Han pasado dos meses desde que arribé y me recluí, y aunque también ansío regresar a mi pequeña cueva de pájaro que habita las sombras de Medellín, no sé cómo se sentirá estar lejos de este útero sagrado que palpita vehemente: el sonido de las guacharacas me despierta, el aroma a naranjos y romero me hace vibrar, y el abrazo del cielo arrebolado me conmueve.
Cerca a mi mesa de noche tengo mi Tarot (infaltable), un par de libros y mi pequeña colección de menjurjes, aceites, cremas y aguas, claramente los objetos simples como estos, pero con almas ligadas a gaia son los que me enraízan y me hacen sentir que en cualquier rincón planetario que me encuentre, siempre seré una hija de estas montañas. En medio de frascos y frasquitos está el SÉRUM CORPORAL de Bendita Aurora, lo veo y es un objeto precioso: es néctar de sol embotellado entreverándose con enebro, rosas, salvia, caléndula y flor de azahar. Todos tenemos nuestros particulares rituales y yo el sérum lo uso en mis manos antes de sacar mis cartas del Tarot, claramente me hidrata, pero genera ese reflejo de espejo del alma en mis manos. Saco una carta y es la Reina de Oros, mi mente la asocia a ese brillo de sol, a ese sol que ilumina la cueva más oscura del corazón y hace que germinen las más bellas plantas.
Hay algo especialmente bello en este frasquito que es el sérum corporal, y es que cuando veo las plantas que navegan el río cálido de este aceite, pienso en que la fuerza vital, o la energía natural que hace que una planta brote de la semilla, o que un animal nazca, o que un pensamiento se exprese, la agradecemos cada vez que consumimos productos que evoquen lo natural, cada vez que preparamos una comida que respete la vida y nos dé vida, cada vez que usamos conscientemente las gracias de la flora para nuestro beneficio en cuerpo y alma y es así como la Reina de Oros me habla y me dice que dondequiera que yo habite, el gran o pequeño fuego que reside en el corazón es el abono de mis virtudes.
Diana usa el SÉRUM CORPORAL con:
BASE: Aceite de pepita de uva y durazno.
EXTRACTOS: caléndula, salvia y enebro
ACEITE ESENCIAL: nerolí, rosa de damasco y romero